PROYECTO TOBEEM
VIABILIDAD DEL DISEÑO ACTUAL DE
EDIFICIOS DE OFICINAS EN MADRID DE COSTE Y CONSUMO ENERGÉTICO MÍNIMOS EN EL
HORIZONTE DE 2020
Consultoría en energía renovable y eficiencia energética
Desarrollo Urbanístico Chamartín SA
Proyecto cofinanciado por el Ayuntamiento de Madrid, Activos Renta, Asociación de promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima), Desarrollo Urbanístico de Chamartín (DUCH), Gas Natural, Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Jones Lang LaSalle, LKS, Remica, Typsa, Uponor y Yesos Ibéricos.
Dirección técnica: Jordi Pascual
Dirección facultativa: Luis Irastorza
Coordinación arquitectónica: Carlos Expósito
Asesoramiento: Servando Álvarez
Desarrollo metodológico: María Casanova, Damien Tavan, Ángel Carrera y Óscar
Cámara, de AIGUASOL.
Conceptualización arquitectónica: Jesús Tejedor y Luis Marqués, de ALIA
En esta entrada presento un trabajo en el que he colaborado los dos últimos años. Es un estudio detallado sobre las características que habrán de tener los edificios nuevos de oficinas en Madrid a partir de 2020. Se estudian los límites económicos y técnicos para diseñar y construir "edificios de consumo energético casi nulo", los famosos nZEB que nos va a exigir la normativa europea.
El proyecto TOBEEM se plantea usando el método de optimización de costes expuesto por la CE en la EPBD 2010. Dicho método se basa en la caracterización de los edificios según la determinación de los costes globales y consumos de energía primaria durante la vida útil de los mismos.
Se han analizado prototipos de edificios de oficinas estudiando las variantes usuales en los siguientes parámetros:
- Tipos de planta: dos, lineal y cuadrada
- Tipos de fachadas (10).
- Porcentaje de huecos (variable entre el 30 y el 84%).
- Tipos de vidrio (10).
- Elementos de sombra (10).
- Orientaciones (8).
- Tipos de forjado (2).
- Cargas internas (2).
- Grado de infiltración (2).
- Generación térmica (4).
- Emisión de climatización.
- Ventilación (2).
- Climatología (2).
La combinación coherente de todos los parámetros característicos genera una muestra representativa de los edificios de oficinas. Posteriormente los tipos se han simulado para conocer su consumo energético en la fase de uso y por último se ha hecho el análisis económico comparativo de toda su vida útil.
El trabajo es muy extenso pero se redactó un resumen ejecutivo de divulgación, que es el que reproduzco más abajo. Si tenéis interés en descargarlo lo podéis hacer en el siguiente enlace:
RESUMEN EJECUTIVO
Desde una visión estratégica, y más allá de los efectos de la crisis iniciada en 2008, la evolución del consumo energético en España se ha caracterizado en los últimos lustros por un crecimiento sostenido del consumo de energía primaria y de los costes asociados, económicos y medioambientales. Ello es debido, principalmente, a una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, mayoritariamente provenientes del exterior, y a un preocupante incremento de la intensidad energética en demanda.
Desde una visión estratégica, y más allá de los efectos de la crisis iniciada en 2008, la evolución del consumo energético en España se ha caracterizado en los últimos lustros por un crecimiento sostenido del consumo de energía primaria y de los costes asociados, económicos y medioambientales. Ello es debido, principalmente, a una fuerte dependencia de los combustibles fósiles, mayoritariamente provenientes del exterior, y a un preocupante incremento de la intensidad energética en demanda.
De entre todos los sectores que configuran el panorama energético
actual, tanto a nivel nacional como europeo, los que presentan los síntomas más
preocupantes de crecimiento de consumo energético y, por otra parte, resultan
más difíciles de controlar por su carácter difuso, son la edificación y el
transporte. Efectivamente, aunque en los últimos lustros se han desarrollado
medidas para limitar el impacto ambiental del consumo energético, éstas han
resultado más concretas en las fuentes denominadas estacionarias (centrales
eléctricas, refinerías, hornos industriales, etc.) que en los sectores
denominados difusos, de la edificación y el transporte, debido en parte a su
atomización. En España, estos sectores consumían en 2010 el 26.9 %
(edificación) y el 39.3 % (transporte) de la demanda global de energía final,
siendo los únicos sectores de crecimiento relativo continuado en los 20 años.
Estos mismos problemas, que se detectan igualmente en los países
del entorno económico, ha generando un consenso sobre la falta de
sostenibilidad energética, económica y política del modelo actual. Ello ha
fomentando un nuevo paradigma que, en el caso de la edificación, desembocó en
la Directiva sobre el comportamiento energético de edificios (EPBD en sus
siglas en inglés) en 2002 (actualizada en 20104), y su transposición en España
mediante el Código Técnico de la Edificación (CTE en sus siglas) aparecido en
2007, y actualizado en 20135.
Mención aparte merecen el Plan de ahorro y eficiencia energética
2011-2020, así como el Plan de energías renovables 2011-20206 que, aun siendo
aprobados por el Consejo de Ministros en 2011, han sido rebatidos por la
Comisión europea tanto en su contenido, como en su aplicación.
En este contexto, el sector de la edificación queda
energéticamente caracterizado según los distintos usos de los edificios, que
son los que realmente marcan sus intensidades energéticas. En datos de 2010, en
España el 87 % de los edificios construidos corresponde a un uso residencial,
mientras que del 13 % restante, correspondiente a usos de terciario, el sector
de oficinas es el que tiene una mayor superficie construida, con más de 83
millones de metros cuadrados existentes. Sin embargo, la distribución de
consumos energéticos no es proporcional a la superficie por usos. También en
datos de 2010, el 67 % del consumo energético asociado al sector de la
edificación (aproximadamente 16.400 kTep) correspondía al uso residencial,
siendo el uso oficinas, para el terciario, el que copa un mayor consumo
energético con casi 4.000 kTep.
De estos datos, se deriva que la intensidad energética en
edificios de oficinas es, en España, aproximadamente 7 veces mayor que la de
edificios de uso residencial. Además, el subsector de oficinas es el principal
exponente de dos factores que deberían condicionar la evaluación del vector
energético. Por una parte, resulta habitual que los edificios de oficinas se
construyan bajo un marco en el que el promotor es, o bien el usuario final, o
bien el propietario final que arrienda, bajo distintas fórmulas, a terceros.
Ello implica que la factura energética del edificio de oficinas repercute, en
muchos casos, al responsable último de la construcción del mismo. Por otra
parte, y en mayor o menor medida derivado de lo primero, el subsector de
edificios de oficinas ha empezado a vincularse fuertemente el negocio a la
eficiencia energética de los edificios, pasando a ser este uno de los principales
condicionantes del Real State y valorado fuertemente por los fondos de capital.
Como muestra de ello, los edificios de oficinas con certificación medioambiental
privada han aumentado exponencialmente en los últimos años pasando, por
ejemplo, en el periodo 2001 a 2010 a multiplicar por más de 20 la superficie
total de edificios con acreditación LEED Gold en todo el mundo.
A pesar de todo lo anterior, y en el ámbito de los edificios de
oficinas, aún existe escasa información de detalle, para nuestra latitud y
desde una visión holística, sobre la problemática en el consumo energético de
este uso concreto. Aunque se han empezado a sentar las bases para revertir esta
situación (con la obligatoriedad específica, por ejemplo, de analizar los
edificios de oficinas en el contexto de la EPBD 2010), la problemática resulta
amplia y compleja y los objetivos, tanto bajo la perspectiva de la normativa
como de la de mercado, muy cercanos en el tiempo.
En este contexto, es necesario paliar esta carencia, analizando en
detalle el consumo energético en el sector de las oficinas, sentando las bases
y directrices que permitan construir edificios eficientes a un coste acotado y
determinando los límites económicamente razonables en edificios de mínimo
consumo de energía primaria. Solo esto permitirá encarar un futuro próximo en
las condiciones óptimas que permitan enfrentar las normativas y, sobre todo,
destacar en un mercado competitivo que es representativo del nuevo paradigma
energético.
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